La
construcción de un Robot, ya sea una máquina que camine de forma parecida a
como lo hace el ser humano, o un manipulador sin rostro para una línea de
producción, es fundamentalmente un problema de control. Existen dos aspectos
principales: mantener un movimiento preciso en condiciones que varían y
conseguir que el Robot ejecute una secuencia de operaciones previamente
determinadas. Los avances en estos dos campos (el primero es esencialmente un
problema matemático, y el segundo de tecnología) suministran la más grande
contribución al desarrollo del Robot moderno.
Los
manipuladores propiamente dichos representan, en efecto, el primer paso en
la evolución de la Robótica y se emplean preferentemente para
la carga-descarga de máquinas-herramientas, así como para manutención de
prensas, cintas transportadores y otros dispositivos.
Actualmente
los manipuladores son brazos articulados con un número de grados de libertad
que oscila entre dos y cinco; cuyos movimientos, de tipo secuencial, se
programan mecánicamente o a través de una computadora. Los manipuladores no
permiten la combinación simultánea de movimientos ni el posicionamiento continuo de su efector terminal.
A
pesar de su concepción básicamente sencilla, se han desarrollado manipuladores
complejos para adaptarlos a aplicaciones concretas en las que se dan
condiciones de trabajo especialmente duras o especificaciones de seguridad muy exigentes.
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